El modernismo.

 EL MODERNISMO




¿Qué es el Modernismo?

El modernismo es una corriente de renovación artística que tuvo lugar desde finales de siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Se destacó por su interés en romper con los estilos tradicionales, por la búsqueda de nuevas formas de expresión y de estética, inspiradas en la naturaleza y contrarias a los elementos de la Revolución Industrial.
El modernismo trascendió principalmente como una corriente literaria que, junto con otras de sus disciplinas artísticas como la pintura, escultura, arquitectura y la música, buscaba conectar el arte con la naturaleza. El movimiento resultó una reacción en contraposición al nuevo mundo industrial y urbanizado.
La corriente modernista recibió varios nombres también aceptados, como: Art nouveau, Jugendstil, Modern Style y Liberty. La diversidad para su denominación delata el carácter de libertad y de romper con las estructuras, que caracterizó al movimiento.

El Modernismo fue una reacción al nuevo mundo industrial y urbanizado.





Características del modernismo




El modernismo se caracterizó por:

La ruptura con las reglas y lo considerado tradicional, tanto en cuestiones religiosas y políticas como también sociales.

La nueva ideología y el estilo, que rompieron con el realismo.

La creencia de que la verdad es relativa y no existe una verdad absoluta.

La exacerbación del individuo y su fuerza interior que influenció al movimiento subjetivista, impresionista, expresionista y surrealista.

El modernismo buscaba romper con el orden establecido y las reglas de la burguesía, e intentaba crear un arte que fuera accesible para todas las clases sociales (sin perseguir las técnicas de producción masiva de la sociedad industrializada).
Se caracterizó por representar temas como el amor con un tono erótico y sensual (a diferencia del tradicional romanticismo), por evocar a lugares lejanos y de tiempos muy antiguos y por el uso del lenguaje considerado prohibido en esa época.

Como expresión literaria el Modernismo desarrolló algunas características que lo destacaron de otros estilos. Al ser una expresión esencialmente hispanoamericana, además, estuvo atravesada por ciertas condiciones políticas y sociales que marcaron su rumbo.

Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:


Inspiración en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.

Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.

Tendencia a la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.

Uso de imágenes femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento generoso de las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas (drapeado).

Actitud tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.

Libertad en el uso de motivos de tipo exótico, sean estos de pura fantasía o con inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas japonesas.

Aplicación envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.

El modernismo en la literatura

El modernismo buscaba desprenderse de tradicionales modelos literarios españoles.
El modernismo representó un cambio radical para la literatura. Aunque algunas obras anteriores a la Primera Guerra Mundial fueron consideradas modernistas (como las de Henry James y Joseph Conrad), se considera que el movimiento se originó en 1880 en América Latina. Resultó el primer movimiento literario surgido fuera de Europa, que adquirió la fuerza suficiente para difundirse hacia el resto de los países del mundo.



 

Obras del modernismo literario.




Azul – Rubén Darío


Probablemente Azul sea la obra más representativa del modernismo literario. Publicada en el año 1888 fue escrita por el autor durante su estancia en Chile. Es un libro de prosas y poemas con temáticas mitológicas y naturalistas, además, el color azul fue muy importante en el movimiento modernista (de igual forma que el símbolo de un cisne blanco) y muchos críticos señalan que el nombre de la obra fue escogido por este hecho. El escritor fue también periodista y diplomático, de ahí que en la obra aparezcan también reflexiones sobre la sociedad burguesa de la época.






Platero y yo – Juan Ramón Jiménez


Platero y Yo es otra de las mejores obras del modernismo. Publicado en el año 1914, este poema en prosa le dio el impulso necesario al autor para ganar el Premio Nobel de Literatura en el 1956. 138 capítulos sobre la historia de un burro y su maestro contada desde una forma muy lírica y bella. La importancia de este libro reside en que supone la transición a un modernismo que busca una narrativa llena de emociones mucho más reales. Los capítulos no comparten necesariamente un orden cronológico, es más bien una especie de diario y hechos contados por el autor en relación a sus aventuras con Platero.






Versos Libres – José Martí



Escritor y político de origen cubano del que se reconoce esta obra por una marcada estética de la sinceridad y la pasión. Las temáticas principales giran alrededor del arte poético, la libertad, las limitaciones humanas, la sinceridad... entre más. Comentan que no solo perteneció al movimiento modernista, sino que fue uno de los creadores y fundadores, la verdad es que su figura en este tema siempre ha estado en debate, pero jamás se niega que su figura contribuyó en gran medida a darle al modernismo muchísima más visibilidad y peso.






El libro blanco – Delmira Agustini


Una de las pocas mujeres que consiguió hacerse hueco en la época dentro del movimiento modernista. La tónica general de su poesía era erótica, con imágenes llenas de belleza, creatividad y originalidad. Es una poeta con un lirismo especial y se dice de sus poemas que muestran un mundo un tanto sombrío y atormentado. Es, por desgracia, la que menos nos sonará, pues siendo mujer fue difícil crearse una figura sólida dentro del mundo literario, pero sin duda merece la pena descubrirla. En este otro artículo te descubrimos las mejores obras del Romanticismo literario.






Cuentos Frágiles – Manuel Gutiérrez Nájera



En esta obra el autor recopila una serie de cuentos entre los que destacan: «La balada de año nuevo», «La novela del tranvía», «La mañana de San Juan»... El autor tiene un mundo propio muy característico y es que no solo fue escritor sino también cirujano y observador cronista. En México es muy valorado y se le considera el máximo exponente del modernismo literario de aquella zona. Escribió desde poesía a teatro y cuento, se le destaca bastante por sus poemas y relatos cortos. Sin duda, otra de las mejores obras del modernismo literario que hay que leer.





El libro de versos – José Asunción Silva



Publicado por primera vez en el año 1923 por el escritor Colombiano José Asunción Silva, se recoge en el volumen parte del trabajo literario del autor que realizó durante 1891 y 1896. Las temáticas principales de la obra son: el amor y la melancolía. «Los Nocturnos» son probablemente los versos más conocidos y destacados del volumen.






El bachiller – Amado Nervo


En el año 1895, El bachiller fue la primera obra llevada a la imprenta por el autor y a la vez fue todo un punto de partida para su prolífica trayectoria literaria. En el texto se cuenta la historia de Felipe, un joven que decide entregarse a Dios estudiando Teología de forma muy disciplinada, hasta el punto en que su salud se ve afectada. La novela es corta y aparecen bastantes elementos místicos así como una marcada y profunda psicología de los personajes.





Las montañas del oro – Leopoldo Lugones


Leopoldo Lugones fue un ensayista, novelista, dramaturgo, filólogo y mucho más, argentino y principal exponente del modernismo en su país. Su obra poética se considera como inaugural de la poesía moderna en lengua castellana. Primero en hacer uso del verso libre, la ficción estaba muy presente en todo lo que escribía y fue de los primeros en crear el microrrelato en su lengua. Las montañas del oro fue publicada en 1897 y aunque no hay demasiada información sobre la obra en cuestión, obtuvo bastante fama.




Alma – Manuel Machado



Las obras de Manuel Machado han generado bastante controversia pues se unió claramente a la causa franquista y a menudo, a muchos lectores les es difícil ser imparciales con el libro. Sin embargo, Alma ha obtenido bastante buena crítica y es considerada de gran calidad. Su hermano, el conocido Antonio Machado, obtuvo más reconocimiento que él pero no se le asocia al movimiento modernista de la misma forma que a Manuel.






Ídolos rotos – Manuel Díaz Rodríguez




Terminamos este listado de las mejores obras del modernismo para hablar de Ídolos rotos. Publicada en 1901, es considerada una de las novelas más pesimistas que se han escrito jamás en Venezuela. Se presenta la vida del lugar en su aspecto social, político y cultural con cierta dosis de derrotismo donde ninguna salvación se vislumbra al final. Alberto Soria es el personaje principal y el que intenta hacerse un hueco en el mundo del arte por muchos medios pero no lo consigue. Contiene 15 capítulos y es sencilla de leer.


¿Quién es el escritor más importante del Modernismo?

El modernismo es un movimiento literario que se desarrolló en el siglo XX, y que tuvo lugar en diferentes países y en diferentes épocas, por lo que no es posible designar a un solo escritor como el más importante del modernismo. Sin embargo, algunos de los autores más destacados del modernismo son:




James Joyce, autor de «Ulises» y «Retrato del artista adolescente».



Virginia Woolf, autora de «La señora Dalloway» y «Al faro».


Franz Kafka, autor de «La metamorfosis» y «El proceso».


T.S. Eliot, autor de «La tierra baldía» y «Los hombres huecos».


Jorge Luis Borges, autor de «Ficciones» y «El Aleph».


Marcel Proust, autor de «En busca del tiempo perdido».


Pablo Neruda, autor de «Veinte poemas de amor y una canción desesperada».


Fernando Pessoa, autor de «Libro del desasosiego».


 Cada uno de estos autores es importante en el desarrollo del modernismo literario en sus respectivas culturas y lenguas, y su obra ha dejado una marca duradera en la literatura universal.



¿Cuál es la obra cumbre del Modernismo?

El modernismo fue un movimiento literario muy amplio y diverso que se desarrolló en diferentes países y épocas del siglo XX, por lo que no existe una única obra cumbre que represente todo el movimiento. Sin embargo, existen varias obras que son consideradas clásicos del modernismo y que representan algunos de los aspectos más importantes del movimiento.
Entre las obras más destacadas del modernismo podemos encontrar:

«Ulises» de James Joyce: esta novela, publicada en 1922, es una de las obras más influyentes del siglo XX. Es conocida por su innovadora técnica narrativa, su complejidad y su exploración profunda de la conciencia humana.

«La metamorfosis» de Franz Kafka: esta novela corta, publicada en 1915, es una obra clave del modernismo. Es conocida por su uso de la alegoría y su exploración de temas como la alienación, el aislamiento y la falta de comunicación.

«En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust: esta monumental obra, publicada entre 1913 y 1927, es una exploración detallada de la memoria, el tiempo y la sociedad francesa de la época. Es considerada una de las obras más importantes de la literatura francesa y del modernismo en general.

«La señora Dalloway» de Virginia Woolf: esta novela, publicada en 1925, es un ejemplo destacado del modernismo inglés. Es conocida por su técnica narrativa innovadora, su exploración de la conciencia humana y su crítica a la sociedad británica de la época.
«Ficciones» de Jorge Luis Borges: esta colección de cuentos, publicada en 1944, es una de las obras más importantes del modernismo latinoamericano. Es conocida por su exploración de temas como la realidad, el tiempo, la identidad y la literatura misma.

Cada una de estas obras representa una faceta importante del modernismo, y todas han tenido una influencia significativa en la literatura y la cultura del siglo XX y más allá.

Artes del modernismo.



El modernismo es un estilo artístico, también llamado Art Nouveau, que se desarrolla principalmente entre finales del s. XIX y la primera mitad del s. XX. Si bien la palabra "moderno" es sinónimo de "reciente", el modernismo se refiere a un periodo temporal limitado, ya que no se utiliza la palabra como adjetivo, sino como un sustantivo propio.

Artistas destacados

Gustav Klimt


René Magritte


Pablo Picasso


Max Beckmann



Tamara de Lempicka



Artes plásticas, arquitectura y literatura son las disciplinas donde el modernismo influyó de manera importante. En la pintura, la esencia del estilo fue una ruptura notoria con cualquier canon artístico existente hasta ese momento.
Para lograrlo se aprovecharon las nuevas técnicas que traía consigo la revolución industrial, las cuales permitían por primera vez, el replicado del arte a gran escala: técnicas de impresión y serigrafía. Estas tecnologías en sí mismas, configuraron en no menor parte el tipo de figuras, colores, ilustraciones y mezclas que caracterizarían al estilo.

Entre los académicos no hay un acuerdo unánime sobre qué se debe clasificar como "modernista", no pocos autores incluyen hasta el impresionismo y el cubismo como parte del movimiento.


Algunos ejemplos de cuadros y posters del modernismo, en su sentido más estricto son:

"Tournée du Chat Noir"
Se trata de un poster a modo de reclamo publicitario, instalado en un local nocturno de nombre "El gato negro", situado en París, esta es una obra emblemática de la estética modernista que pronto se desarrollaría con fuerza en Francia.




"Champeonis" de Alphonse Mucha.
Este es otro ejemplo de la estética que se cultivó en Francia, esta obra puede considerarse como un ejemplar "clásico" del estilo.






"Composición II en rojo, azul y amarillo" de Piet Mondrian.
Obra pintada en 1930, aunque Mondrian se caracteriza con movimientos como el cubismo y el neoplasticismo, el periodo en que realizó sus principales aportes permiten clasificarlo como un pintor del modernismo, al menos durante parte de su carrera.

Pinturas modernistas.

En contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, se abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales (un movimiento simultáneo, postimpresionista, se denomina simbolismo), entre los que destaca la mujer, con un tratamiento erótico que llega hasta la perversión (un movimiento simultáneo, muy relacionado, se denomina decadentismo —Félicien Rops, Gustave Moreau, Odilon Redon—). Técnicamente se insiste en la pureza de la línea (lo que le da un carácter bidimensional) y la expresividad del dibujo (se ha considerado precedente del expresionismo posterior), ambas cosas ya presentes en autores postimpresionistas, especialmente en Toulouse-Lautrec. Las formas orgánicas, especialmente vegetales curvilíneos y espirales (flores, hojas, tallos retorcidos), que rellenan todo el espacio (horror vacui, a veces llegando a la teselación) ya presentes en movimientos ingleses anteriores (prerrafaelismo y arts and crafts), se convierten en un leit motiv paralelo a las formas decorativas de las artes gráficas, con las que están estrechamente identificadas, así como con el cartelismo y la reproducción litográfica. Los formatos preferidos son los alargados y apaisados.




Friso de Beethoven, de Klimt




Mascarada, de Jules Cheret.
 




Melancolía, de Georges de Feure.





Fantasía, de Max 






Mujer con vela, de Alfons Mucha.




escultura modernista

A pesar de su oposición al modernismo, contra el que pretende explícitamente ser una reacción en un sentido «humanista» y «clasicista», tampoco es muy evidente en las formas la diferenciación entre la escultura «modernista» y la noucentista o «mediterraneísta», que surge en la primera década del siglo xx y se define estéticamente en relación con Aristide Maillol (su obra La Mediterranée, de 1905) y el movimiento estético en torno al crítico Eugenio D'Ors (Josep Clarà, Manolo Hugué, Enric Casanovas, Julio González, Pablo Gargallo, Cristino Mallo, etc.), muchos de cuyos componentes evolucionaron hacia las vanguardias. El mediterrenaísmo o novecentismo también tiene una vertiente pictórica (el propio Maillol, José María Sert, Joaquín Sunyer, Joaquín Torres García).[20]​[21]​
En distintas naciones europeas se han identificado como modernistas o art nouveau a varios escultores de finales del xix y comienzos del xx: en Bélgica [22]​ a Fernand Dubois y Egide Rombaux, en Austria [23]​[24]​a Gustav Gurschner; en España [25]​ a Venancio Vallmitjana, Agapito Vallmitjana, José Llimona, Enrique Clarasó, Eusebio Arnau, Miguel Blay y José Clará; y en Polonia[26]​ a Xavery Dunikowski.


Maleficia por Philippe Wolfers (1896)

 




La diosa, de Clarà (1909).

 




Fuente de la doncella, de Llimona (1925-1931).

 




Dona en repòs («Mujer en reposo»), de Hugué (1925).

 




Monumento de los caídos en la I Guerra Mundial. La empresa Rombaux-Roland los hizo por toda Francia.

 




Tumba de la madre de Gurschner.[





Arquitecturas del modernismo.



Las primeras aproximaciones a la arquitectura del siglo xx apuntaban a una interpretación rupturista donde lo ocurrido desde esos años a finales del siglo xix se veía como un giro radical y sin retorno respecto a la Arquitectura anterior. Emerge así la idea de un movimiento moderno en la Arquitectura que supone empezar de cero.
Se hacía necesaria una visión histórica que pusiera el énfasis en los valores más novedosos de las obras recientes vinculadas a una interpretación comprometida con una apuesta política y social. Se quería alejar a esa Arquitectura de cualquier vínculo con tradiciones anteriores.
La nueva situación general creada por la revolución industrial y social generó multiplicidad de nuevos temas edilicios. En el siglo xix, la iglesia y el palacio perdieron su importancia como temas principales y fueron reemplazados, a su turno, por el monumento, el museo, la vivienda, el teatro, el palacio de exposiciones, y el edificio para oficinas. Cada uno de estos temas, así como su sucesión temporal, indican el surgimiento de una nueva forma de vida, basada en los nuevos significados existenciales.
Estas nuevas edificaciones representaban los valores económicos de la nueva sociedad capitalista, así como sus fuerzas productivas se manifestaban de forma clara en edificios destinados a fábricas, oficinas y viviendas. A partir de estos avances la reivindicación de la eficiencia y rentabilidad económica como prioridad insoslayable, se observa una disminución de los patios en la arquitectura para optimizar lo económico. [28]​
Para referirse a la arquitectura que emerge desde finales del siglo xix se emplea el calificativo de “Moderna”. En este caso, hace referencia a la levantada desde el Art Nouveau y las propuestas hasta la década de los años 60 del siglo xx. La arquitectura del Movimiento Moderno hace una apuesta decidida a favor de determinadas corrientes y tendencias en gran medida relacionadas con las vanguardias artísticas.
Naturalmente, la relativa continuidad con los sistemas tradicionales no excluye que el arte de construir se transforme en este período y que surjan nuevos problemas, como que por ejemplo, la revolución industrial modifica la técnica de la construcción, aunque sea de modo menos espectacular que en otros sectores. Los materiales tradicionales, como la piedra, los ladrillos, la madera, se trabajan de modo más rentable, distribuyéndolos de modo más práctico. A estos se añaden otros nuevos materiales, como el hierro colado, el vidrio y, más tarde, el cemento. Los progresos de la ciencia permiten utilizar todos estos materiales del modo más conveniente y medir su resistencia. La difusión del espíritu científico y la aspiración de los arquitectos a verificar los límites de empleo de los materiales y sistemas tradicionales de construcción, estimulan distintas investigaciones experimentales.
La búsqueda científica trabaja, por otra parte, en la técnica de la construcción, modificando los instrumentos que han de servir para proyectar. Las dos principales innovaciones tienen su origen en Francia también en este caso: la invención de la geometría descriptiva y la introducción del sistema métrico decimal.



Théâtre de l'Athénée (París)





Escalera del Hotel Tassel Victor Horta (Bruselas)

 





Fachada de la casa Batlló de Antonio Gaudí (Barcelona)






Parque Güell de Gaudí (Barcelona)
 






Economato Militar de Enrique Nieto y Nieto (Melilla)




Joyería, cristalería, cerámica, mobiliario y forja modernistas

El arte de la joyería se vio revitalizado por el modernismo, teniendo a la naturaleza como la principal fuente de inspiración. Complementaron esta renovación los nuevos niveles de virtuosismo alcanzados en el esmaltado y los nuevos materiales como ópalos y otras piedras semipreciosas. El interés generalizado en el arte japonés y el entusiasmo especializado en las habilidades de metalistería, fomentaron nuevas aproximaciones y temas de ornamentación. En los dos siglos previos, el énfasis en la joyería fina se había centrado en las gemas, particularmente en los diamantes por lo que la preocupación principal del joyero consistía en proveer un marco adecuado para su lucimiento. Con el modernismo surgió un nuevo tipo de joyería, motivada y encausada hacia el diseño artístico antes que en el mero despliegue de las gemas.
Los joyeros de París y Bruselas fueron los que principalmente definieron el modernismo en la joyería y es en esas ciudades donde el estilo ganó el mejor renombre. Los críticos franceses contemporáneos eran unánimes al reconocer que la joyería estaba atravesando una transformación radical y que el diseñador, joyero y vidriero René Lalique estaba en su centro. Lalique glorificó a la naturaleza en la joyería, extendiendo su repertorio para incluir aspectos nuevos no tan convencionales –como libélulas y hierbas- inspirados en sus encuentros con el arte japonés.
Los joyeros estaban deseosos de establecer este nuevo estilo como una tradición distinguida y para ello buscaron inspiración en el Renacimiento para sus joyas de oro esmaltado y esculpido, aceptando además el estatus del joyero como artista más que como artesano. En la mayoría de los trabajos esmaltados las gemas cedieron su primacía. A los diamantes se les daba un papel subsidiario en combinación con materiales menos familiares como el vidrio moldeado, el marfil y cuerno animal.




Joya de René Lalique.





Diseño Cyclamen, de Hermann Obrist.




Lámpara Dragonfly («Libélula»), de Tiffany.

 




Copa Rose de France («Rosa de Francia»), de Gallé.


 



La Química, vidriera de la Cámara de Comercio e Industria de Meurthe-et-Moselle de Gruber.
 




Alfiler de sombrero de Lalique (Fundación Calouste Gulbenkian).


 



Servicio de café en Porcelana de Meissen, de Theodor Grust, 1902







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